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Foto del escritorJOSÉ YESID ÁNGULO CAMPOS

El año está por fenecer y no queremos aprender que el mundo está en nuestras manos, no en los robots

CAMPEONES DE LAS DISCULPAS

NO es porque haya más inteligentes, sino porque la ignorancia hizo carrera; de ahí las enormes brechas en una sociedad que se acostumbró al facilismo, en vez de trabajar, aplicando sabiduría, calidad y responsabilidad.

La pandemia se convirtió en la mejor disculpa; fueron tres años difíciles, en los que la muerte acechó a la humanidad y a la economía, dejando enormes enseñanzas, que debemos asimilar, para demostrar que el hombre es el dueño del planeta, que jamás se moverá sin sus genialidades, que son los que quitan y ponen.

Los seres pensantes de carne y hueso, jamás serán desplazados por los robots, que han agilizado procesos, convirtiéndose en un peligro para la estabilidad de los asalariados, que ven cómo las empresas prefieren invertir en tecnología antes que en talento humano, para deshacerse de compromisos contractuales, que son los que le garantizan calidad de vida a la gente.

Es emocionante ver como a través de la virtualidad se hacen cosas increíbles, pero ¡póngalas en la presencialidad!, para que nos demos cuenta de que las manos hacen milagros; para no ir tan lejos, en las industrias del calzado y las confecciones, en las que hacer zapatos y ropa, son verdaderas obras de arte.

La zapatería es un ejemplo de cómo los operarios tienen que valerse de sus conocimientos para que los pies se sientan cómodos. Lo preocupante es que la generación del calzado hecho a mano está pasando de moda… envejeció y son pocos los que desean meterse en la horma de una industria, que es indispensable en la personalidad y desarrollo de todos quienes, sin importar el estrato, quieren andar al ritmo de las tendencias.

La fabricación de zapatos en Colombia ha tenido un decrecimiento hasta del 85 por ciento: los micro y famiempresarios han salido del mercado, situación que tiene en ascuas el sector a nivel barrial, que es donde están los cerebros, que no se ven, pero que se notan en la desocupación, la pobreza y la miseria, por carecer de herramientas que los impulsen a mostrarse como soporte de la base de la economía, que está en las aglomeraciones. Que son ignoradas por el Estado, por no someterse a la legalidad, que es una tachuela para los productores, quienes, en vez de beneficios, reciben obligaciones, situación que los tiene enmarcados como los reyes de la evasión, no como actores de una microeconomía, que mientras no muestre la cara, continuará desapareciendo.

La palabra zapatero no figura en el léxico de quienes planifican los programas económicos del gobierno; con Gustavo Petro la industria de la moda, en la que los confeccionistas también son super valiosos, pareciera tener una atención especial.

Sin embargo, mientras no se materialicen los apoyos, pocos querrán reencender los motores… Para lograrlo, tendrá que aplicarse la presencialidad, en vez de tanta teoría, en la que se habla de millonarias inversiones, que brillan por su ausencia, en los pasos y puntadas de zapateros y confeccionistas, que se sienten irrespetados por quienes dicen ser sus escuderos. No más engaños, expresan los apasionados de la zapatería y la modistería, que son admirables: no se rinden.

Petro prometió engrandecer la industria de la moda y ha comenzado a hacer la tarea, que es además responsabilidad de los gobernadores y alcaldes, en los departamentos, donde la zapatería y las confecciones son soporte de la empleabilidad… mano de obra.

Los Zascas: Confecciones y Calzado, que pedalean iNNpulsa, la Cámara de Comercio y el Sena, según expertos, es un modelo que transformará la industria del vestuario, si se concierta con los empresarios qué se necesita para alcanzar metas que los potencie en sostenibilidad, al igual que en el comercio nacional e internacional; de lo contrario, seguiremos en las mismas, consideran los actores; o sea, el gobierno queriendo hacer lo que le parece y los protagonistas batiéndose como leones para sobrevivir, porque no es lo que requieren, para afianzar sus pequeños talleres caseros, con mano de obra familiar, que es lo que los mantiene de pie y con los brazos cargados de tendencias y muchas esperanzas, de que habrá un mejor mañana, por ser esenciales: vestir a millones de personas de 1 a los 100 años.

El engrandecimiento del sistema moda tiene responsabilidades: es indispensable que los zapateros y confeccionistas tengan Cédula Empresarial… matrícula mercantil. De no ser así, que se olviden del respaldo estatal, por negarse a cumplir con las normas de ley, que no permiten darles dinero a quienes no tienen como demostrar que hacen parte activa del desarrollo empresarial.

El presagio es que el 2024 será excepcional para los invencibles zapateros y confecciones, quienes confían en cerrar el año con ventas majestuosas, que dependen de que los consumidores COMPREN LO NUESTRO, LO HECHO CON MANOS COLOMBIANAS.

Mil gracias a la Cámara de Comercio de Bogotá por la distinción que le concedió al director del Periódico El Peletero, por los 27 años de circulación mostrándole a Colombia y el mundo, desde el barrio Restrepo de Bogotá, el valor que tienen nuestros zapateros y confeccionistas, quienes, la verdad sea dicha, merecen un pedestal.



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