POLÍTICA Y DESARROLLO: MICROS PIERDEN EL AÑO
Zapateros y confeccionistas, en vez de avanzar… retroceden, y lo peor: aumenta la desocupación
Le endosamos muchas veces el detrimento del micro, fami y pequeño desarrollo empresarial a la escasez de dinero, y ese, según algunos actores de la industria del calzado, confecciones y afines, no es a estas alturas del año el problema; la piedra en el zapato es el poco consumo, que tiene atiborradas las bodegas de zapatos y prendas de vestir.
El mes del Amor y la Amistad, que prometía un despegue, resultó débil en ventas, situación que tiene trasnochando a los protagonistas de la industria de la moda, o sea a procesadores de pieles, a productores de calzado y confeccionistas, quienes no podrán dar un paso adelante, mientras no salgan de los inventarios, que los está obligando a tomar una cruel decisión: despedir operarios.
Eso duele, según los empresarios, pero antes de invertir para almacenar, es necesario buscar fórmulas para sostenerse. Los zapateros y los confeccionistas están aguantando, utilizando como mano de obra a miembros de la familia para que, al menos, aseguremos lo del diario, señalan quienes durante años se han dedicado a hacer lo que mejor saben: prendas de vestir, que se les volvió un negocio tortuoso, que muchos sostienen más por honor; es parte de su pasión y darle el tijeretazo en este momento, sería acabar con el patrimonio de toda la vida. Es mejor aguantar, hasta que el hilo se reviente, expresan con nostalgia quienes, en los tiempos de bonanza, obtuvieron ganancias y los ayudan a estar vigentes.
Lo que pocos entienden es cómo hoy la política es tema diario y el desarrollo empresarial está en el cuarto de San Alejo, lo cual consideran, los zapateros y confeccionistas, como una bofetada a la mediana economía, que es la que concentra cierta calidad de vida de miles de personas, especialmente de los estratos 1 a 3, que han encontrado en la zapatería y la modistería un eje para sostener su núcleo familiar.
Los inversionistas de la industria de la moda: curtidores de cueros, fabricantes de zapatos, ropa y afines, a través de los años han sido utilizados por la clase política para alcanzar sillas en la Casa de Nariño; se acuerdan de nosotros cuando tienen que buscar votos, después si acaso los vemos en la televisión… nos olvidan; no más promesas, queremos políticos comprometidos con el desarrollo de la base de la economía que está concentrada en barrios como el Restrepo de Bogotá, donde los zapateros son dioses, pero olvidados por quienes manejan el millonario plan de inversión, que no se refleja en esta aglomeración, a quienes muchos le dan el calificativo de Clúster del Calzado, para lograr contratos, pero en capital de trabajo, poco; justifican lo que debería ser plata en rama… efectivo, con cursos virtuales.
El Restrepo no desaparecerá por el ímpetu de los zapateros, que parecen hombres de acero: los golpean de pies a cabeza y nadie los saca de la competitividad.
Las producciones de fin de año ya no son las mismas, antes los pedidos eran voluminosos, hoy son pares en vez de docenas. Los comercializadores no se comprometen y menos porque el pago es al contado; el fiado pasó a la historia.
La industria del calzado y vestuario está en una etapa de transición. Tanto así que, si acaso, un 20-25 por ciento de los fabricantes tienen encendidos los motores y los cuchillos bien afilados, para hacer lo que puedan, porque los trabajadores también escasean. Ahí sí como decía mi abuelita: cotudo y con paperas, pero con disposición de seguir en el bello arte de la zapatería.
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