EL 2024 está cerca de decir adiós, y para muchos han sido 365 días amargos, cargados de angustias, pesadillas y sinsabores, especialmente para quienes son protagonistas de la productividad, a quienes les ha tocado batirse como fieras para sostener sus emprendimientos.
Las micro, fami y pequeñas empresas de las diferentes líneas económicas, han tenido que soportar momentos difíciles; tanto así, que más de uno apagó motores antes de diciembre, caso de los zapateros y confeccionistas, a quienes les fue imposible sostenerse en el mercado, lo cual está dejando secuelas no solo en sus arcas, sino en la generación de empleo invisible, que se ha visto afectado por un fenómeno: escasos pedidos de zapatos y vestuario; pocos comercializadores se atrevieron a pedir con 60 o 45 días de anticipación, por la incertidumbre de si los consumidores tendrían poder de compra, y cuando tomaron la decisión de manifestar ‘hágame y tráigame’, era tarde… los zapatos y las prendas de vestir no se fabrican en horas, tienen sus procesos, y una exigencia que está dejando más enseñanzas: quien posee capital de trabajo gana el año, quien no, sale del contexto empresarial, por miedo a arriesgar, que es la moda, pocos quieren poner en juego sus activos… prefieren dar un paso al costado y es lamentable para la industria del calzado, confecciones y afines que, como si fuera poco, está siendo afectada por el contrabando, que se apoderó del mercado.
¡No sabemos qué vamos a hacer!, es como el desfogue de quienes por esta época producían las 24 horas y a estas alturas están vendiendo su maquinaria… tecnología, en una muestra de resignación e incapacidad, al ver que no tienen respaldo, dejando a más de una de familia sin Navidad.
El Sistema Moda tenía un don: abría miles de puestos de trabajo. Los zapateros y confeccionistas, casi que en silencio, movían el desarrollo productivo barrial. Esa bonanza se derrumbó con la aparición de los arrolladores de negocios a través de las plataformas digitales que, además de ser eficientes, manejan unas tendencias y precios que no admiten competencia.
Lo duro es que las autoridades no han podido controlar esta figura comercial: las plataformas se afianzaron en el mercado, situación que obliga, antes de que sea más tarde, a que se adopten medidas urgentes, de lo contrario en poco tiempo tendremos que escribir: La industria de la moda de Colombia, que fue una diosa gracias a la genialidad de zapateros y confeccionistas, no existe: nos vestimos con productos extranjeros, por la indolencia de los gobiernos, que despreciaron estos sectores, que para completar, viven dispersos, cada uno busca lo que le conviene. Donde no hay unidad, crece la pobreza, el desorden es sinónimo de miseria. Eso les cae como anillo al dedo a los políticos, que les encanta, con migajas, tener a sus pies a quienes se acostumbraron a los pírricos subsidios y a que les den, regalen, dándoles espacios a los contratistas para que se queden con los recursos de quienes verdaderamente sudan la gota.
La productividad la absorbió la virtualidad. Hoy, están de moda los shows mediáticos. Quienes los promueven, manejan a la perfección la inteligencia artificial, con un sí les basta para justificar el cobro de millonarias cuentas, con un cuento: transformación del desarrollo económico, que, en el caso de los zapateros colombianos, no se ve reflejado en sus plantas, que es donde se originan las tendencias y con ellas el bienestar de muchísimas personas, de los estratos cero a tres, quienes con su sabiduría nos visten de pies a cabeza.
Las lecciones de este año deberán servir de aprendizaje. Los zapateros y confeccionistas, además de admiración y respeto, merecen apoyos efectivos, saben mucho, pero se están dejando engatusar; de ahí que la plata vaya al bolsillo de quienes se creen catedráticos de la zapatería; por no creer en lo que hacen, por su apatía, egoísmo y a organizarse, tropiezan.
A nuestros lectores y patrocinadores, Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo. Gracias por permitirnos hacer parte de su diario vivir. La quijotada continuará, con la voluntad de Dios. El Periódico El Peletero, Hecho en el Barrio Restrepo de Bogotá, continuará mostrando las obras que cubren nuestros cuerpos, ejerciendo un periodismo veraz, eficaz y respetuoso.
Nos veremos en la IFLS de Acicam, 4 al 7 de febrero 2025, y en las ferias de Colombia.
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