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El Zapatero soy Yo

Los zapateros y confeccionistas mueven a fondo la economía

UN RESPIRO GRACIAS A LOS MICROEMPRESARIOS

El sistema moda da ejemplo de cómo es que se trabaja en equipo para que el empleo no sea flor de un día.


Las felicitaciones se las siguen dando a las grandes empresas, pero quienes realmente merecen más que aplausos son los microempresarios, que le ponen el pecho al desarrollo y a la economía, a todo momento. Ellos convierten las crisis en fortalezas, son los retroalimentadores de las marcas, que producen poco y les compran a los micros, famis y pequeños productores a precios ínfimos y venden con sus etiquetas a altos costos, sin darle el mínimo crédito a quien lo hizo.

Para la muestra un botón. Hoy, las cadenas de almacenes de calzado están acudiendo a los zapateros del tradicional taller, para que les fabriquen. Y, como se dice, llegaron tarde. La mayoría tiene compromisos con quienes han venido haciendo equipo, en las buenas y en las malas, y sería un irrespeto dejarlos sin productos para la temporada decembrina. Al que es fiel, hay que responderle de la misma manera, comentan los fabricantes de calzado, que laboran básicamente en familia, al igual que quienes producen con 3 y 5 operarios.

Los comercializadores, que conocen nuestras tendencias, nos apoyan al máximo comprándonos el calzado a buenos precios y tendiéndonos la mano con el adelanto de dinero para la adquisición de insumos y pago de trabajadores, en una muestra de confianza y lealtad. Le estamos dando orden al oficio

… al negocio; ser industrial del calzado en Colombia, en estos tiempos, es una hazaña. Si continuamos ayudándonos, el comercializador ganará más consumidores y nosotros creceremos como zapateros, expresan quienes semanalmente producen entre 5, 10 y más docenas de calzado.

La zapatería no ha muerto. Tiene dificultades, pero está respirando, que es lo importante. El industrial del calzado vive angustiado por el quien me compra y me cancela a tiempo, para cumplirles a nuestros colaboradores, que son el alma de cualquier fábrica o taller, comentan quienes le apostaron a ser empresarios, algunos también comercializadores; la zapatería bien manejada deja plata.

Gracias a muchos pequeños fabricantes de calzado y prendas de vestir, se está encarrilando la economía nacional. No en vano se dice en voz alta que los zapateros y confeccionistas son dueños de un poder escondido, que cuando se destape dará mucho más de qué hablar, por su supervivencia, que es envidiable. No retroceden, van para adelante a todo instante. Se mantienen aferrados al ‘si no fue hoy, será mañana’. Son hombres y mujeres de fe, que tienen en sus mentes que nadie andará desnudo y sin zapatos, por eso la persistencia. Que irán con él hasta la última morada.

Quienes vivimos el día a día de los zapateros y los confeccionistas, somos testigos de su sabiduría y convencimiento por lo que hacen. Saboreando un tinto y fumándose un cigarrillo, están creando algo, no pierden un segundo, pensando en cómo satisfacer a quienes ni se imaginan la cantidad de pasos que se tienen que dar para confeccionar unos zapatos, que al final terminan en los pies de quienes les encanta estar a la moda, con tendencias que llevan el sello Hecho en Colombia, y en cuero.

Los zapateros son personajes, sin exagerar, fuera de serie. Lo que no nos explicamos es por qué no figuran en las agendas del desarrollo empresarial, sin que se miren sus activos, y más bien se tenga en cuenta su parte artística en la industria del calzado, que es fenomenal. Es para mostrar al mundo. No ahorran nada, con tal de ser los mejores. Sin embargo, los reconocimientos brillan por su ausencia en el momento de las evaluaciones respecto a la creatividad en las industrias, en la que los zapateros deberían ser unos consentidos.

Pero ni lo uno, ni lo otro. Los fabricantes de calzado y los operarios pasan desapercibidos. Es tanto el olvido, que la palabra zapatero como que la sacaron de la virtualidad, mas no del diccionario tradicional en papel, del que nadie la podrá borrar.

A quienes les encanta vestir elegantes, lo harán este fin de año con calzado y ropa confeccionados por microempresarios colombianos; el mercado está careciendo de artículos chinos, que no están llegando como antes, en volúmenes, por la pandemia y las dificultades de transporte desde Asia.

Que vivan los zapateros, a quienes les tenemos que decir ¡gracias, gracias! por ser un soporte del desarrollo económico y del empleo invisible. Este diciembre les traerá prosperidad y muchas ganancias.

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