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Foto del escritor Antonio José Londoño Vélez

El tiempo pasa y las acciones brillan por su ausencia en el sector zapatero.

REENFOQUE GREMIAL PARA LA REACTIVACION

DEL SECTOR DEL CALZADO: NOTAS INICIALES


LA presente nota, como varias de las anteriores, surgió de la conversación que estimula tomarse un tinto con amigos empresarios del calzado, en el siempre querido Barrio Restrepo en Bogotá. Tomar tinto con amigos siempre produce cosas buenas.

Esta vez luego de una reunión, como tantas otras, convocada para ofrecer posibles ayudas (¿subsidios condicionados?), previa la vinculación de empresarios a espacios asociativos que, se asume, deberían contribuir a compensar la ausencia de un espacio gremial local similar al que, con tanto esfuerzo, dedicación y, sobre todo, imaginación, construyeron líderes y personajes icónicos del sector durante más de cinco décadas y, de su mano, la imagen y la tradición del “calzado del Restrepo”. Indiscutible marca y sello de origen, que, aunque nunca registrados y sin reconocimiento legal, se constituyeron, con el paso del tiempo, en la garantía real para los compradores locales, regionales y no pocos internacionales, de estar adquiriendo un producto de calidad a precios atractivos para todos.

Caras largas al final de la reunión y desesperanza en el ambiente. Era viernes y solo compensó esa sensación de abandono la expectativa de terminar la mañana con un almuerzo disfrutando el variado menú del barrio.

La conversación permitió dibujar, desde la perspectiva de mis amigos empresarios, el difícil panorama de la actividad productiva del sector, explicado en mucho por factores recurrentes, como la caída sostenida de las ventas; la falta de recursos y las dificultades en el acceso al crédito formal y, por contraposición, la vigencia de las fuentes informales que con cambios en nombres y modalidades no dejan de ser lo más parecido al temido “cuenta gotas”; los modelos de subcontratación que se han convertido en un creciente factor de informalidad, en la medida que siguen siendo característica de muchas de las empresas que nacen o, de las que se adquieren, con la llamativa presencia de capitales de origen oriental y, de manera preocupante, o la única opción, no como algunos autores la han llamado, equivocadamente, de competitividad sino definitivamente de sobrevivencia por debajo, inclusive, de lo que podríamos asimilar a un mínimo vital. La base productiva se está empobreciendo y solo la mantiene el hecho de que para muchos de sus empresarios, trabajadores y familias es su única opción, a la que le han dedicado buena parte sus vidas.

Pero, definitivamente, el tema que mayor reacción generó fue la insistencia de los convocantes a la referida reunión sobre la necesidad de recoger información para la generación de una base de datos de las empresas para vincularlas a una nueva asociación. ¿Otra más de las que pululan en papeles en la Cámara de Comercio?, fue la pregunta reiterada. ¿Una más sin norte definido, ni propuesta programática y menos modelo de gestión? ¿Una más?

¿Una más de las estimuladas por un gobierno nacional que ya no disimula el verdadero interés de aglutinar personas, a partir de sus necesidades, en una clara estrategia de consolidar escenarios que conduzcan a su particular propuesta de constituyente? Para que tomemos nota, llamó poderosamente la atención que el “referéndum” entre los asistentes fue un rotundo NO a la amañada estrategia. NO al juego de su equivocada visión de la gremialidad y al papel que esta juega como ponderada fuerza motriz del desarrollo del país.

Pero que no se confunda nadie: la base empresarial del sector productor del calzado, esa que bien representan mis ocasionales interlocutores, la del Barrio Restrepo, no es la misma que hace parte de los gremios nacionales más representativos de la actividad productiva del país, con asiento en el Consejo Gremial, que en este gobierno no ha pasado de la crítica documental sin resultados y marcha en una patética conextación con propuestas de reforma que solo han logrado maquillar. Esta es una base de empresarios con necesidades vitales y sin adecuada representación como gremio.

Es por ello que concluimos al cerrar esta corta reunión, solo duró un tinto, que el país y en especial sectores como el del calzado, necesitan volver a la esencia de la noción gremial, que paradójicamente es muy cercana a la de la economía popular que tanto pregona el actual gobierno nacional: la noción de una gremialidad entre iguales. Una noción de gremios donde, entre otros, hay identidad de actividad productiva y, en un sentido amplio, de clases; un concepto incluyente de empresario, donde éste no puede ser sinónimo de riqueza heredada y de grandes capitales y si, definitivamente de trabajo, esfuerzo y compromiso con el país, con su reactivación, con su recuperación. Una noción de gremio en la que el principal objetivo de su gestión ante el gobierno de turno sea la consecución de bienes públicos para el beneficio de la base empresaria que representa, atendiendo el interés colectivo y no el personal de líderes y lideresas oportunistas.

El llamado unísono fue a repensar y reenfocar la noción de gremialidad en el sector, sumando y multiplicando las experiencias y no restando y dividiendo en el afán de ser el primero en la fila de la asignación de ayudas condicionadas al servicio de intereses políticos que poco el reportan al desarrollo del sector y si distorsionan su realidad, ahondan las desigualdades y agotan las oportunidades para su reactivación. ¡El trabajo continúa!

“Es necesario repensar y recuperar la noción gremial”

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