La apertura gradual de la frontera beneficia a empresarios colombianos
Fabricantes de prendas de vestir de Norte de Santander no han dejado de negociar con venezolanos
El para acá y el para allá desde hace 22 años, cuando el comandante Hugo Chávez tomó las riendas del país vecino, nunca han parado en la parte comercial entre Colombia y Venezuela, pero se deterioraron a tal punto que los negocios no se manejan normalmente, sino por las trochas y caminos agrestes, causándole pérdidas millonarias al comercio binacional, que pasó de la formalidad al compro lo que se puede.
La situación se puso más candente cuando en 2019 el presidente Nicolás Maduro ordenó taponar con contenedores y barricadas el Puente Internacional Simón Bolívar, suprimiendo no solo el paso de mercancías, sino de personas, en una actitud temerosa, que no asustó al gobierno de Colombia, liderado por Iván Duque Márquez, quien rechaza la dictadura de Maduro.
Las tensas relaciones entre Maduro y Duque tienen roto el comercio formal entre las dos naciones, siendo los zapateros, confeccionistas y distribuidores de alimentos colombianos los más perjudicados. Antes, Colombia le vendía anualmente a Venezuela 7 mil billones de pesos.
La apertura gradual de la frontera, que es hoy una incertidumbre, es una esperanza para los empresarios nuestros, quienes consideran que no será fácil que se vuelva a los mejores tiempos, pero sí la oportunidad para venderles calzado, ropa y alimentos, en dólares, al vecino.
El paso que se está dando es prometedor. Nuestro verdadero comprador mediático es Venezuela, comentan los zapateros y confeccionistas cucuteños, del Arauca y de Colombia.
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