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¡CÓNCLAVE PRESIDENCIAL!

El 29 de mayo, un día clave para los colombianos

El hambre y la pobreza, acosan. Actores del sistema moda, vitales en la escogencia del nuevo mandatario.


El que piensa para actuar, pocas veces se equivoca… y si mete la pata, es porque su conciencia lo puso a dudar, en un momento en el que debería ser coherente.

Aquello de que nadie obliga a nadie, es cierto. Cada persona es responsable de sus hechos, y sí erró, de malas. Aguante lo que eligió, por dejarse arrastrar por pasiones y creencias que se han vuelto lesivas para el bienestar de las personas, que hoy atraviesan por calamidades, que dejan mucho que desear en su calidad de vida.

Las elecciones para Cámara y Senado, que eran trascendentales, dejaron en la palestra una intención de cambio, que tendrá que reflejarse en el nuevo gobierno, que no dependerá del Ejecutivo, sino del Legislativo. El nuevo presidente de los colombianos estará a la voluntad de los Representantes a la Cámara y de los Senadores, quienes le avalarán qué podrá y que no deberá hacer.


RESCATE URGENTE

Muchos estaban convencidos de que el presidente tiene libertad… autonomía. ¡Nada de eso! Debe someterse al Legislativo, que, según los intereses, le aprobará o rechazará programas sociales y económicos, que no darán más espera. Colombia requiere con urgencia de una política económica que garantice el rescate y fortalecimiento empresarial, en el que el sistema moda: zapateros, confeccionistas y afines, tiene mucho que dar y ofrecer, por la mano de obra y empleo que generan, que es una colcha de retazos, por el escaso interés del Estado en invertir en la Cadena Productiva del Cuero, Calzado, Marroquinería y Afines; Textiles, Confecciones y Afines, que han demostrado hasta la saciedad que son una fuerza del aparato productivo.

Hoy, el sistema moda y otras líneas de la mediana economía, están en capacidad de elegir presidente, si se unen para ir a las urnas el 29 de mayo, olvidándose de los colores, ídolos y personajes que los ilusionan y después ¡tenga para que lleven!, como les está pasando a los zapateros y confeccionistas, quienes estaban convencidos de que Iván Duque Márquez los sacaría del anonimato, y los tiene más pobres que hace 4 años.


CRESPOS HECHOS

Lo más triste, en el caso de Bogotá, es que les prometió a los zapateros y confeccionistas del barrio Restrepo Ampliado ubicarlos en un contexto empresarial de ensueño. Lo mismo sucedió a nivel país y a pocos meses del trasteo del Palacio Presidencial, por ningún lado se ve ni se nota el progreso de los actores del sistema moda; muchos están vendiendo su obsoleta tecnología, resignados a dejar el arte que aman, por no encontrar cómo ser más competitivos en el mercado local, en el que abundan los zapatos y ropa extranjeros, no solo chinos, sino de otras naciones.

Colombia es un país donde la sabiduría para fabricar prendas de vestir sobra y el Gobierno la está dejando morir. A los políticos les da mejores dividendos el contrabando, el comercio sucio y la corrupción, que tocó peligrosamente la economía invisible, que está concentrada en las periferias, a donde llegaban los comercializadores a comprar al por mayor, y ahora no van, porque los contrabandistas de calzado y ropa les llevan la mercancía a la puerta de sus casas, apartamentos, locales y bodegas, a precios de huevo.


UN DESPLOME

Los microempresarios del calzado y vestuario que lograron sortear la situación, hasta exponiendo su vida, por la pandemia, ahora no saben qué camino elegir: esperar una reacción del mercado, clausurar sus fábricas, seguir laborando en familia -porque el estómago y las obligaciones básicas no dan tregua- o marcharse del país.

Cada zapatero y cada confeccionista tienen un dilema. La situación es apremiante. “Uno no sabe qué hacer”, se les escucha a quienes tienen en su corazón fabricar calzado y ropa, a quienes las ayudas del Gobierno no les llegaron… “han sido un engaño. Les dan a los que tienen, a quienes les giran sin pedir, mientras que a nosotros, que damos mano de obra y lo del pan diario a los más necesitados, nos ignoran”, expresan quienes hacen ver elegantes a la gente de todos los estratos sociales, aplicando básicamente un conocimiento empírico, que no tiene límites, pero que se está viendo arruinado por la negligencia de quienes diseñan los planes de desarrollo, que son maestros del copien y peguen… no saben cómo se hace un zapato, menos cómo se enhebra una aguja, que imponen condiciones y siempre dirán: los zapateros y confeccionistas no quieren aprender, no existen, son sectores que no merecen nada.

Qué equivocación tan grande. Qué ignorancia la de los catedráticos de la zapatería y modistería gubernamental, que por lo general visten prendas chinas baratas.





DESCONFIANZA

Estamos esperando quién será el elegido del cónclave presidencial, que se conocerá el 29 de mayo y tiene en vilo a los colombianos, especialmente a los inversionistas, quienes no están dispuestos a ensanchar sus empresas y negocios hasta que no se conozca el nombre del nuevo timonel.

Eso crea más pobreza. El crecimiento económico seguirá cuesta abajo y los índices de desempleo seguirán en picada.

Votemos por propuestas viables. No nos dejemos llevar por un tamal y una gaseosa. Menos por los pregoneros de que el presidente deberá ser fulano. El voto de conciencia tendrá que imperar por el bien de todos los colombianos.


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