CONSIGNA CONTUNDENTE: CAMBIO
El pasado 19 de junio, la sociedad colombiana dio un mandato unánime: CAMBIO. Los zapateros tienen que mejorar, en todos los aspectos..

Nos hartamos del modelo que durante dos siglos permitió a las élites del país espoliar los recursos públicos para su beneficio personal y de su círculo cercano, nos hastiamos de la rampante impunidad, nos saciamos del concubinato entre los poderes judiciales, legislativo y ejecutivo. NO MÁS.
Requerimos con urgencia un nuevo modelo social, un nuevo contrato social, uno que aplane las abismales diferencias entre la minoría privilegiada y la mayoría ignorada y marginada.
Hoy no es posible la implantación de un Estado Estatista como sugieren las extremas, el entramado del Estado colombiano ha sido consolidado a lo largo de estos dos siglos y no se puede dinamitar de un día para otro, tampoco serán posibles cambios estructurales en un mundo interconectado y dependiente de varios países, cerrarnos y volvernos autosuficientes es un canto de sirena.
Las promesas hechas en campaña se estrellan con la realidad, con la praxis. Da tranquilidad ver nombramientos en el gabinete de personas adultas, maduras, lejanas de las cavernas ideológicas, excepto por dos ministras, ver como se retractan propuestas populistas de algunos de los recién nombrados ministros. Señores ministros, la campaña acabó, ahora a mostrar finura.
Destacable el aire de tranquilidad que se respira, han bajado los pronósticos apocalípticos, los que amenazaron con irse han desempacando maletas; el dólar, que subió como palma, está bajando como coco. ¿Estarán leyendo los expertos en economía que muy pocos cambios estructurales se pueden hacer en el corto plazo?
Ver en los nuevos líderes del quehacer político a viejos tradicionales de la política censurada, permite dos lecturas. La primera, que muy poco cambiará; la segunda, que el presidente elegido ha entendido que solo no puede, que prefiere un cambio moderado, es preferible el cinco por ciento de algo que el ciento por ciento de nada. El tiempo lo dirá.
Nuestro país necesita reformarse como un todo, gradual e integralmente, sin afán pero sin pausa, con soporte desde lo institucional y económico: llegar de 105.000 hectáreas a 1.000.000 las cultivadas en maíz para sustituir los 7 millones que importamos… claro que sí, pero ¿cómo? ¿Cerrando por decreto las importaciones? ¿Aumentando los aranceles?? No, sustituir con productividad produciendo el maíz de la calidad y al precio que importamos, esa es la lógica elemental, este proyecto requiere TECNOLOGÍA y varios años de articulación de política pública: semillas, manejo de suelos, estudios de los mismos, distritos de riego, conocimiento in situ, invernaderos, hidroponía, vías terciarias (tan cacareadas y manoseadas por los últimos 10 gobiernos). Así es, con productividad, con competitividad.
Y LOS ZAPATEROS ¿QUÉ?
En la manufactura tomemos como ejemplo nuestro sector: calzado. ¿Aumentar los aranceles de ingreso? Que burrada tan grande; como dirían las abuelas, no aprenden. En Colombia es prohibido prohibir, analicen lo que ha sucedido con estas políticas: aumento de precios de referencia, cruce de puertos, y las más agresivas del siglo pasado prohibida la importación, herencia nefasta del Frente Nacional y el Cepalino puro y duro; resultado: atraso de décadas de productividad y competitividad. Si usted producía puntillas, no se podían traer. Ganadores los “productores nacionales” que vendían pésimas puntillas a precios exorbitantes. “productores” o mercachifles inescrupulosos que no tenían llenadera, insaciables negociantes de pésima conducta. ¿Queremos volver a ese modelo?
Necesitamos TECNOLOGÍA, necesitamos ubicar los auténticos empresarios que se preocupan por mejorar, por innovar, por cumplir con sus obligaciones. Necesitamos reemplazar los millones de pares de calzado que nos llegan legal e ilegalmente. Sí, por supuesto, totalmente de acuerdo, pero ¿cómo? Con calidad y precio, imposible con la mayoría de pepas que producimos. Sin subsidios, promoviendo modelos competitivos y apoyando a quienes se esfuerzan y hacen la tarea, no dando servicios y beneficios a “productores” que sólo piensan en el día a día y que el Estado es una vaca lechera que hay que ordeñar hasta la última gota. ¿Cuántos miles de millones se han invertido en nuestro sector en las últimas décadas? ¿Y cuál ha sido el resultado? No se necesita haber estudiado en Harvard o haber ganado el Nobel de Economía para entender que no ha servido para nada, que ese modelo de intervención no mejora la producción en cuanto a calidad y competitividad.
Estos dos ejemplos, desde mi punto de vista, grafican las falencias estructurales que tenemos como productores, y así podría enumerar otros casos por sectores.

FORTALECER LA CULTURA
Necesitamos un nuevo modelo, urge la cultura del conocimiento, como lo pregona el recién elegido presidente. La pregunta del millón ¿cómo? De ese medicamento no venden en las farmacias. Políticas públicas integrales de mediano y largo plazo, no es un asunto de una administración, se requieren varias enfiladas en esos objetivos. Políticas de Estado que, sin importar quien lidere el Ejecutivo, continúen por esa senda. ¿Habrá la madurez en los líderes para comprometerse?
Poco se habla de la nuez de todos los cambios que se quieren y necesitan hacer: EDUCACIÓN. Sí, señores, con educación de calidad, con pensamiento crítico, con empoderamiento del conocimiento, con responsabilidad social, con sensibilidad por los menos favorecidos, por nuestras juventudes, sentaremos las estructuras sólidas que perduren en el tiempo y hagan posible la transformación de la sociedad colombiana, sin ello es un tiro al aire. ¿Qué eran, en materia de calidad, los colegios públicos de primaria y secundaria hace 50 años? Los MEJORES, no había colegios de calendario B que se destacaran. ¿Qué son hoy los colegios públicos de primaria y secundaria? El retrato de la politización de la educación en perjuicio de la calidad:
paupérrimos, responsables ministros, Secretarías de Educación y, por supuesto, el más nefasto y dañino sindicato del país, FECODE. Deberíamos condenarlos moral y socialmente, cuánto daño, cuánto retraso, ellos son los responsables de todos los males que nos aquejan. ¿Una niñez y juventud estructuradas moral y científicamente se prestarían para espoliar los recursos públicos? NO mentirían y engañarían a los compradores de sus productos; NO negociarían con la salud; NO trampearían sus responsabilidades como contribuyentes; NO ingresarían a las filas de la delincuencia en sus diversas formas; NO practicarían el atajo, la ley del menor esfuerzo, el enriquecimiento insaciable, la diagonal, el todo vale. NO, mil veces NO, EDUCACIÓN DE CALIDAD, eso es lo que necesitamos en grandes dosis, solo de esta manera reformaremos la sociedad para imponer el modelo de bienestar ciudadano, sin castas ni privilegios, sin SUBSIDIOS, con OPORTUNIDADES. ¿Será posible?
JÓVENES VISIONARIOS
Necesitamos nuevos liderazgos, necesitamos reemplazar los ídolos con pies de barro, cultores del enriquecimiento material, aun a costa de prácticas non santas, necesitamos que nuestros jóvenes idealicen y tengan como ejemplo a nuestros eximios deportistas, a nuestros científicos que a lo largo y ancho del planeta dejan en alto nuestro país, a los noveles talentos de las diversas disciplinas que aportan su sabiduría a nuestras discusiones; necesitamos una nueva élite donde el conocimiento, la decencia, la sensibilidad social, la sencillez, la humildad sean el ADN predominante, necesitamos con urgencia erradicar a esos personajillos llamados “influencers” que envenenan y banalizan a nuestra niñez y juventud con sus mensajes vacíos, huecos, superficiales, esos personajillos con coeficiente intelectual de servilleta que son seguidos por millones de nuestros niños y jóvenes. Necesitamos erradicar por siempre lo fatuo, la vanidad y los egos napoleónicos de esos nefastos personajes.
ARDUA TAREA
Alegra la designación del nuevo ministro de Educación (Alejandro Gaviria), colombiano preparado, estructurado moral, filosófica y científicamente para liderar esta ardua tarea. La reforma que presentarán al Congreso, ha quedado para la segunda legislatura; se ha dado prioridad a hacienda, agro, política y a la creación de dos nuevos ministerios, que vaina. Confiemos en que desde el próximo 7 de agosto inicie la verdadera revolución, la del conocimiento, la de la decencia, la del compromiso, la que construye nuevos paradigmas, no desde lo material, sino desde el Estado de Bienestar. Ese debe ser el nuevo modelo, ese debe ser el nuevo Contrato Social.
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