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CUÁNTO TENGO Y CUÁNTO GASTO

Los zapateros y confeccionistas esperan ganar el año

Ventas al paso a paso, los consumidores están midiendo presupuestos para el fin de año.


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ANTES, estrenar de pies a cabeza era una costumbre… en el fin de año. Hoy, si se puede bien y si no se recibirán la Navidad y el Año Nuevo con la ropa que está en el armario. La recesión económica ha tocado hasta las alcancías, en las que se ahorraban los dineros para comprar la pinta… el traje para darle la bienvenida a la Navidad, a Papá Noel y al Nuevo Año. El apretón económico es tan fuerte que está borrando el sentimentalismo, el mismo que tocaba corazones y, sin importar las circunstancias, llevaba a las familias a estrenar ropa y calzado. Esa tendencia está pasando de moda; existen obligaciones prioritarias: primero los alimentos, arriendos, servicios públicos y matrículas, después lo demás… el cuerpo. Sin embargo, no se pierde la costumbre de estrenar, especialmente en los niños, quienes deben estar bonitos el 24 y el 31 de diciembre, fechas sagradas en las que las familias lo celebran todo, en lo posible con zapatos y vestidos recién bajados del gancho y sacados de la caja. Es una costumbre que no debería pasar de agache, pero los tiempos han cambiado y nos debemos adaptar a lo que sea… la plata es poca y el gasto debe ser de acuerdo a las necesidades, según la gente que se pasea por los centros comerciales buscando lo que se acomode a su presupuesto en efectivo, porque las compras a crédito los endeuda y luego resultan pagando más del doble de lo que habían invertido. ¡Estamos en Navidad! Las fiestas decembrinas hacen olvidar la pobreza, las enfermedades, las angustias y las afugias financieras. La Navidad es un antídoto en el que los sentimientos afloran, la familiaridad florece y se olvidan tantas cosas, que el corazón aumenta su palpitar, es como un borrón y cuenta nueva: el año que llega deberá recibirse con cero rencores y mucho mejor si, entre abrazos, lágrimas y perdones, nos decimos ¡Uyyy, pero que elegancia, que lindos zapatos y que bello vestido, pero que sean colombianos! El comercio de cielos abiertos en Bogotá: Restrepo, San Victorino, 20 de Julio, 7 de Agosto, Puente Aranda y Kennedy, y de Colombia en general está a los pies de quienes les encanta caminar luciendo lo mejor y lo mejor es hecho con talento y manos colombianas. ¡Gracias consumidores por preferir el vestuario fabricado en Colombia!

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