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Taquito

Eliminatorias mundialistas, crecieron las ventas en el comercio…

FÚTBOL: EMOCIONES, GOLES Y NEGOCIOS

Los aficionados olvidaron la crisis y el hambre

Por: De Taquito

Analista del Periódico El Peletero


SI EXISTÍAN dudas respecto a qué es lo que más le encanta a la gente en espectáculos deportivos, pues no hay necesidad de hacer encuestas: el fútbol arrasa.

La gente se desvela por el considerado mejor espectáculo del mundo, el cual es un antídoto para disipar crisis, enfermedades y hasta para olvidarse de que tienen el estómago vacío. El deporte del gol y las gambetas paraliza a una sociedad que, durante 90, 120 minutos o más, deja de lado absolutamente todo para vivir un partido y en medio de aplausos y gritos de gol, gol, lo que hacen 22 jugadores en un césped verde.

El fútbol cambia a hombres y mujeres, así sea por un momento; cambian el dolor por una sonrisa; es un bálsamo que ni la misma medicina ha podido descubrir. La fórmula es sencilla, es observar a 22 atletas correr detrás de un balón, que se convirtió en un remedio para dejar atrás los sinsabores que nos trae el diario vivir.

El fútbol es una disciplina que lo mueve todo, no es solamente goles… a su alrededor hay un movimiento económico que maneja cifras astronómicas, por derechos de televisión, venta de vestuario… guayos, camisetas, pantalonetas, medias y uniformes.

La gastronomía también gana, al igual que el licor; impulsa la economía cada 4 años. Quisiéramos que hubiera fútbol todos los días, expresan los empresarios de las diferentes líneas productivas, quienes, además de recibir mucha plata, le dan paso al empleo. El fútbol es un deporte integral que, sin importar el lugar, el tiempo y la situación socio económica, hace que la humanidad también deje de pensar en la guerra. El agresivo depone las armas para gozar los goles.

El fútbol, sin exagerar, es un dios que todo lo puede, de ahí que sea el más admirado cuando de actividades deportivas se trata.

En Colombia, la Selección que dirige el argentino Néstor Lorenzo, según los expertos en economía y finanzas, les generará a los inversionistas, ingresos inolvidables, que les caerán como anillo al dedo a quienes han tenido que soportar momentos difíciles por el poco consumo.

Pero si puntualizamos por líneas de producción, la ropa deportiva, de pies a cabeza, será la que más ingresos les generarán a quienes están dedicados a la industria de la moda. El más humilde quiere estar en línea y, así se quede sin con qué comer, invierte en vestimenta, esa es la verdad. Es un deporte de masas, en el que no se ahorra nada, con tal de marcar diferencia o de estar al mejor estilo, como lo exige un encuentro de fútbol, en el que impera el colorido, en este caso el amarillo, azul y roja del combinado patrio, que promete volver a un Mundial, llevado por una nueva generación de futbolistas que están haciendo olvidar, a René Higuita, Carlos Valderrama, Faustino Asprilla, Freddy Rincón y hasta el mismo James Rodríguez y Juan Guillermo Cuadrado.

El fútbol es pasión y paz. Eso exige que el público se comporte a la altura dentro y fuera de los escenarios, olvidándose de la violencia, de ese fanatismo que está empañando la fiesta. Es un espectáculo para sentir en familia; quien ama el fútbol tiene que mostrar cultura y valores; de lo contrario, esa riqueza podría convertirse en autogoles; los dirigentes y autoridades se verían obligados a cerrar muchas puertas y el fútbol por televisión es como chupar dedo en vez de paleta, no sabe a nada.

Que viva el fútbol por siempre. Que jamás se vea empañado por quienes han confundido la emoción con la patanería, a quienes los mismos aficionados que odian la agresividad, tendrán que señalarlos… para que no se dañe la fiesta, que es de todos, pero que unos pocos han tratado de desordenar, llevados por los alucinógenos y el trago de pésima procedencia, que es el que desordena mentalmente a quienes van al fútbol para hacerse notar, no por su comportamiento, sino por su patanería.

Las eliminatorias mundialistas son un excelente aperitivo. Deben ser imitadas por los organizadores del fútbol profesional, quienes deberán quitarles el apoyo a quienes les dan boletas para que animen a sus clubes. Eso debe ser condicionado a un comportamiento perfecto. Quien viole el código de comportamiento, la diciplina, de cómo actuar en un estadio tiene que ser vetado, no por años, sino por siempre.

El fútbol es una actividad recreativa en la que debe imperar el juego limpio, dentro y fuera de la cancha. A los futbolistas se les exige demasiado, quienes los admiran y los sigue también tienen que ser coherentes con sus actos.

Es la única manera de poder compartir en familia los golazos y las jugadas bonitas.


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