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Demasiadas preguntas por resolver en el sector del Cuero, el Calzado y sus Manufacturas en el barrio

ZASCA: ¿BASE DE LA PROPUESTA DE REINDUSTRIALIZACIÓN DEL GOBIERNO PETRO?



COLOQUIALMENTE, como todavía se establecen conversaciones entre pares en el barrio Restrepo, ícono de la producción de calzado en Bogotá y en el país y de amplio reconocimiento internacional, estuve intercambiando opiniones sobre temas de potencial impacto en las actividades productivas de mis ocasionales contertulios mientras, como en otras ocasiones, compartíamos uno de los tintos de una mañana cualquiera de comienzos del 2023. Me preguntaron si este ZASCA, el mencionado en los círculos de INNPULSA, tiene alguna relación con el que montó la Colombia Humana durante la alcaldía del hoy presidente Gustavo Petro. La respuesta inmediata salió de uno de los asistentes a la ocasional reunión que en el segundo tinto ya superaba los diez empresarios, amigos todos.

“Claro. Si el mismo director de INNPULSA lo anunció cuando estuvo acá en el barrio a finales del año pasado, acompañado por el actual Secretario de Desarrollo de la Alcaldía Mayor de Bogotá.” Recordé haber leído una nota al respecto en la edición 177 de El Peletero, de noviembre pasado.

De hecho, también recordé que tanto el hoy director de INNPULSA, Hernán Ceballos, como el actual secretario de Desarrollo de Bogotá Alfredo Bateman, si no estoy mal, fueron Subsecretarios de dicho despacho con el entonces alcalde Petro. Y sí, ambos impulsaron el modelo ZASCA de Centros de Servicios Empresariales para el fortalecimiento de la economía popular. Sin embargo, no fui concluyente en mi respuesta: todo parece indicar, señalé, que estamos hablando del mismo modelo de servicios empresariales, pero espero, por el bien del sector, que la propuesta no sea la misma y que ambos, Ceballos y Bateman, estén atendiendo las lecciones aprendidas que les dejó, tanto dicha experiencia en la administración de la que fueron parte destacada, como la que implementó la administración siguiente con un modelo similar en esencia pero con énfasis diferenciados, con la operación inicial de la Universidad Nacional de Colombia, bajo el modelo de Centros de Innovación Aplicada -CDIAP-.

Bueno, y esperaría incluyeran la evaluación de los aprendizajes que han dejado tantas otras experiencias, públicas y privadas, que han tenido la ciudad y el país en el sector o transversales como, para citar algunas, la impulsada en las Cámaras de Comercio, con la financiación del Banco Interamericano de Desarrollo, de los Centros de Desarrollo Empresarial -CDE-; las de los gremios, como en el caso de ACICAM con CEINNOVA o, más recientemente, la de los Small Business Development Center -SBDC-, en Colombia Centros de Desarrollo Empresarial, impulsados por el MINCIT y el propio INNPULSA, y que, al igual que los de las Cámaras de Comercio, se inspiraron en el modelo de SBDC de los Estados Unidos, quizás uno de los más antiguos del mundo y el de mayor difusión, con más de 1.200 réplicas y con una cobertura de atención en red de más de un millón de Mipymes por año.

En fin, en el Gobierno del cambio esperaríamos estar frente a una versión mejorada de ZASCA, tanto en el modelo de gestión como de prestación de servicios, más que ante una réplica de dicha experiencia en el sector. ZASCA dejó muchas preguntas sin responder, tanto en materia de resultados, propios del viejo modelo de reportar datos de actividades, pero nunca los asociados a su real impacto en la transformación del sector, como en su obligada gestión de sostenibilidad, cuyo aporte consideramos fue nulo.

Al respecto, en este ejercicio de hacer memoria, pues no era una reunión programada y documentada, también recordé a Manuel Bogoya, uno de los empresarios más célebres del barrio, de quien siempre rescato sus apreciaciones sobre este tipo de modelos y quien, a pesar de haber estado muy próximo a la implementación de ZASCA, escribió años después en la edición especial de los veinticinco años de El Peletero: “El modelo de intervención ha sido siempre el mismo, a través de una organización, ONG, o Universidad, se colocan importantes recursos para X o Y programa a un sector económico, la administración de estos dineros cuesta cerca del 25%, se contratan CONSULTORES a quienes en muchos casos se les olvida que estamos en Cundinamarca no en Dinamarca. Echan su carreta, piden a los participantes llenar una planilla y firmar la asistencia y cobran, hacen presentaciones magistrales en power point, con hermosas gráficas, cifras y colores, se acaban los recursos, se van y todo sigue igual. Somos tan obtusos que seguimos con el mismo sistema. Por favor, señores de los gobiernos locales y nacionales, EL QUE HACE LO MISMO, RECIBIRÁ LO MISMO; cambien, jueguen otro número”.

Esperaríamos un ZASCA con un número diferente.

Un ZASCA donde seguramente en la oferta servicios para atender necesidades prioritarias de las empresas, pensaría que para aprovechar en mayor medida las oportunidades que seguramente traerá la nueva política industrial del Gobierno nacional, de la cual se conocen solo fragmentos, no haya mayor discusión, en la medida que este es un sector sobre diagnosticado y, como cita el experto brasilero Luis Coelho, “en los últimos años no ha cambiado realmente nada”. Sin embargo, sería necesario, como punto de partida, un proceso previo de validación y concertación con el sector empresarial. Esperaríamos un ZASCA cuyo modelo de prestación de servicios esté soportado en un modelo de gestión de impacto gradual y capacidad de transformación evidenciables en el corto, mediano y largo plazo, sin excepción, en todas sus intervenciones y, en el aspecto formal, respetuoso de los detalles de un proceso de atención que requiere ser asegurado en calidad para garantizar su trazabilidad y un eventual proceso de transferencia en escenarios que se requieran para garantizar su sostenibilidad. Esperaríamos un ZASCA con procesos de selección de operadores abiertos, incluyentes y respetuosos de las capacidades y la experiencia de los eventuales proponentes, sin condicionamientos emanados de modelos sin evidencia de éxito en su implementación o de modelos teóricos que colocan a la universidad como la mejor alternativa, sin análisis de experiencias específicas ni evaluaciones de costo beneficio ajustadas a la realidad, en las que demuestren su eficiencia y competitividad. Esperaríamos un ZASCA respetuoso del papel de la gremialidad como fuerza motriz del desarrollo de este tipo de iniciativas, en las que sea socio estratégico, pero también un cliente con el que debe comprometerse en la atención de sus necesidades de fortalecimiento para poder desde allí liderar la gestión de su sostenibilidad. Finalmente, esperaríamos un ZASCA con una ejecución de recursos de total transparencia y con espacios ciertos de veeduría ciudadana.

Finalizando el último tinto, comentamos que lo que no queda claro, en el contexto en el que Ceballos y Bateman hablaron del retorno de ZASCA, es su peso en la mencionada política sectorial de reindustrialización. Si su énfasis va a estar, como en su versión original, en la economía popular, donde lo que aplicaría realmente, independiente del enfoque, es una política de industrialización que propenda por desarrollo de ese importante segmento de la base empresarial, con marcada prevalencia de las actividades y el empleo informal, ¿cuál sería entonces su papel en la reindustrialización, pensando en las necesidades significativamente diferentes de la pequeña y mediana empresa?

Hubo consenso en celebrar el retorno a una verdadera política industrial, al parecer alineada con lo que en su momento se conoció como el modelo cepalino, basado en la protección y la inducción del mercado a la sustitución de importaciones, hoy pensando en la necesidad de generar riqueza y desarrollo desde la producción, pero sin mucha claridad sobre el cómo se va a implementar. En este campo, con el tiempo apremiando y ante la tentación del “último tinto”, concluimos que sería necesario un nuevo espacio de tertulia para compartir lo que entienden los empresarios por reindustrialización y despejar las inquietudes que seguramente generará la política correspondiente del actual Gobierno nacional. Quedaron sobre la mesa unas primeras inquietudes de los empresarios que quiero referir textualmente: ¿Es volver a lo que teníamos antes de la apertura? ¿Se trata de recuperar lo que perdimos con ella? ¿Es seguir con lo que tenemos hoy, en ausencia de competencia externa, producto de las importaciones legales e ilegales, incluidas las soportadas en la subfacturación y el contrabando? ¿O es pensar en un cambio en el que podamos acceder a los servicios financieros y no financieros que demandaría el proceso de desarrollo de nuestras empresas en un escenario de protección al sector y verdadera promoción y acceso a nuevas oportunidades de mercado? Preguntó un empresario de siempre en el sector: ¿Es una oportunidad para hacer lo que dejamos de hacer en estos últimos treinta años?

CIERRE: Buscando algunos datos para soportar las apreciaciones expresadas en la anterior nota alguien me dijo que si lo de la tertulia y los tintos era ficción y argumento literario. La respuesta fue directa y mis contertulios lo saben. Son reales. Siempre disfruté el ambiente barrial de esa zona de Bogotá. Desde mi juventud en el Olaya jugando fútbol del bueno y, con el pasar de los años, en mi inicio en este sector con propuestas de inclusión gremial desde la presidencia de ACICAM, hasta los reiterados intentos, desde la presidencia de FEDECUERO, para la recuperación y el fortalecimiento de la actividad gremial y la asociatividad de las empresas concentradas en el barrio Restrepo.


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