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LA NUEVA APUESTA


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BAJAR la guardia en los momentos cruciales, es decir me siento incapaz, no quiero vivir más, me quiero morir. La vida está llena de altas y bajas, que debemos enfrentar sin importar la época. Es cuando más debemos aplicar la inteligencia natural. No todo deberá ser color de rosa; de lo contrario, lo que nos rodea se marchita y muere por la ineptitud de los seres humanos. La innovación debemos acogerla como una herramienta de apoyo para agilizar procesos hasta alcanzar la perfección. Los robots, reitero, jamás desplazarán la gente, estamos seguros que no, que lo que Dios creó sólo Él lo destruirá. Estamos frente a una gran apuesta, que exige sacrificio, decisiones diáfanas y mucha fuerza mental para no dejarnos llevar por la pasión, el sentimentalismo y por algo que nos invadió: el facilismo, que se está convirtiendo en una guillotina para quienes consideran que el trabajo es para los burros, que el planeta florece por obra y gracia del Espíritu Santo y que con solo estirar y abrir las manos las cosas caen del cielo. Las plagas no nacieron de la madre Tierra; han sido propagadas por el hombre, que, en su afán de vivir confortablemente, descuidó el agua y la productividad, fuentes de vida. Además, ha querido demostrar que con su fuerza es capaz de dominar lo que sea; de ahí las escabrosas guerras, que pasaron del cuerpo a cuerpo y de las armas convencionales, a las amenazas nucleares. Hoy, Estados Unidos no es el que manda más. Los chinos han aprovechado los espacios para afianzarse comercialmente en todas las latitudes. Donde no hay ojirrasgados, es porque no hay vida. A estas alturas del 2025, en el caso de la industria de la moda, la tarea de los curtidores de cueros, fabricantes de calzado y artículos en pieles, confeccionistas de ropa en algodón y en telas naturales, es reconquistar los huecos que poco a poco han ido dejando los asiáticos, que por calidad y salubridad han perdido credibilidad… los consumidores no quieren más vestuario desechable. En Colombia, pese a la invasión de productos chinos a precios bajos, los compradores han comenzado a exigir zapatos y ropa hechos en el país, lo cual es buenísimo para el desarrollo, especialmente de la micro, fami y pequeña empresa, que es la que lleva sobre sus hombros millones de puestos de trabajo. Un control más eficaz del Gobierno al contrabando y el ajuste de arancelas a artículos relacionados con la moda, podrían darles un respiro a zapateros y confeccionistas, a quienes les está quedando grande competir con un enemigo oculto. La Ruta de la Seda pactada entre Colombia y China, de la que aún no se conoce en qué condiciones funcionará, tambien tiene en ascuas a los actores de la moda del país, quienes producen contra entrega, por temor a que para el fin de año los comercializadores los dejen embodegados. Cada inversión es una incertidumbre. Mientras no existan reglas concretas, el sistema moda de Colombia estará al ritmo del consumo… fabricando lo justo y con pagos al contado. EMOCIONANTE: A quienes nos enviaron mensajes por los 29 años del Periódico El Peletero, mil gracias. Vamos a celebrar muchos más, con la voluntad del Todopoderoso.

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