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Plataformas dominan los mercados

Foto del escritor: JOSÉ YESID ÁNGULO CAMPOSJOSÉ YESID ÁNGULO CAMPOS

EL NUEVO TIJERAZO

En Colombia aterrizan aviones con toneladas de calzado y ropa provenientes de China


Foto: Especial para el Periódico El Peletero.                                                                            No es no a zapatos y ropa de origen chino.
Foto: Especial para el Periódico El Peletero. No es no a zapatos y ropa de origen chino.

OLVIDAR que los chinos saturaron de prendas de vestir el mercado colombiano, vía marítima, no es fácil: llegaban (llegaban) barcos repletos de calzado y ropa a los puertos y muchos se hacían los ciegos.

Los únicos que sentían el tijerazo eran los fabricantes de zapatos y los confeccionistas, a quienes se les cayeron las producciones, la comercialización y las ventas estruendosamente. Debido a ese fenómeno se perdió mano de obra y competitividad, por los bajos precios de los artículos provenientes de la Tierra del Sol Naciente, recuerdan los afectados, que aún no se explican cómo se permitía (permite) esa clase de negocio que solo le dejó pobreza al sistema moda de Colombia.

Los zapatos a 35 centavos de dólar y la ropa por kilos a precios increíbles, nos sacaron a muchísimos del mercado, expresan quienes tuvieron que arrumar las máquinas en el cuarto de San Alejo y dejar a miles de operarios sin empleo. Los consumidores, al observar semejante baratija, optaron por comprar lo asiático, sin mirar la calidad, dejando nuestros emprendimientos en el aire, añaden.

Antes de la pandemia llegaban embarcaciones con vestimenta millonaria. El precio de los fletes causaba risa; subió el transporte y se frenó un poco el negocio. Un barco con chinos a bordo, haciendo calzado y ropa, tardaba entre 90, 95 y 100 días para lograr su destino. El cambio de ruta, por la Covi-19, encarece todo. Sin embargo, los manejadores del mercado no se quedaron con los brazos cruzados, comenzaron a afianzar las plataformas: Amazon, Temu y Alí Baba, utilizando el traslado aéreo de mercancías, que además de agilizar tiempos de entrega (a 20 días), hizo más atractivo el costo de los productos.

Esa comercialización tiene en aprietos a la industria de la moda de Colombia, por otro impensable: quien desee importar vestuario puede hacerlo hasta por 2000 dólares, sin que esté obligado a cancelar impuestos. Eso incrementó las importaciones, por la estrategia que se inventaron los importadores, que organizaron grupos de 50, 100, 200, 300, 400 y 500 comercializadores para traer volúmenes de calzado y ropa desde territorio chino.

La intención de permitir importaciones de vestuario hasta por 2000 dólares, fue magnífica hasta cuando comenzó a imperar el negocio, que se maneja con la cédula; de lo individual se pasó a alianzas, evadiendo impuestos, equivalentes a un 30 por ciento, lo cual está afectando mucho más a los pequeños emprendedores de la moda colombianos.

Es por eso que, cuando se realizan convenios, es necesario revisar la tan sonada letra menuda, que pocos leen y resulta siendo una guillotina, en este caso por darles alas a las aparentemente inofensivas plataformas, que concentran un monopolio, bien difícil de controlar. Les compran a los fabricantes de vestuario y venden, aplicando la eficiencia y lo que más les encanta a los consumidores: precios pírricos y entrega inmediata.

Este modelo es necesario replantearse lo más rápido posible, tal como se está haciendo con el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, nación que se convirtió en un tercerizador, mostrándose como un productor, cuando no lo es. Es más bien un lugar de paso, al que le sacan el máximo provecho los comercializadores que surten el mundo, no solo con zapatos y ropa, sino con otros artículos, que son básicos en la canasta familiar y en la vida de la humanidad, que mueven la economía, dejándoles valiosas ganancias.

No hay duda de que el negocio es buenísimo cuando está de por medio el gana-gana; de lo contrario, el desarrollo de la industria de la moda quedará en pocas manos, que es lo que se tendrá que evitar, gusteles o no les guste a quienes encontraron la forma de obtener dineros, con el menor esfuerzo.

El presidente Donald Trump es consciente de que la economía orbital debe ser ordenada. Está en desacuerdo con las plataformas chinas, porque le quita dinamismo al desarrollo y a la economía estadounidense.

La dureza de Trump puede contribuir a la reactivación y al crecimiento industrial de naciones como Colombia, que pasó de ser un proveedor a convertirse en un receptor de zapatos y vestuario chino… asiático.

Cuidado con eso. Ningún colombiano, por congraciarse con alguien, podrá hacer convenios que comprometan la sostenibilidad económica del país. Quien se atreva a dar ese paso, que empaque maletas y hasta luego.

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