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NOSOTROS LOS PODEMOS FABRICAR

Solo falta conciencia y mucho más compromiso

Varios fabricantes y comercializadores de calzado prefieren maquilar en China


EN casa de herrero azadón de palo. Colombia es zapatera por tradición y excelencia, por algo es considerada una de las duras en la fabricación de calzado de alta gama. Tiene cerebros en diseño y una mano de obra envidiable, que hace atractivos los zapatos… los valores agregados van desde las suelas y los colores de los cueros que, unidos a los apliques, marcan la diferencia. Ese poderío ha ido cediendo terreno. La obra básicamente artesanal está perdiendo protagonismo por el envejecimiento de los operarios que le dieron identidad a este arte, quienes, al observar que no eran bien remunerados migraron, a otros oficios. Además, la tecnología los está desplazando y mucho más con la importación masiva de calzado chino, asiático y de otros países, que les quitó cargas salariales a los empresarios, lo cual les significa más ganancias y cero compromisos contractuales, dejando atrás el sentimentalismo, aplicando el en lo que más ganancias deje, invierto. Los sonados aranceles entre Estados Unidos y China destaparon la realidad de la industria del calzado de Colombia, que tiene más oportunistas que productores y comercializadores. No les importa pagar por anticipado, 3 o 4 meses, para que les maquilen los chinitos. En cambio, aquí quieren el zapato fiado, pago cuando se pueda y con devoluciones, de las puntas, del zapato que no venden. Es una venta a medias, disfrazada: una consignación, en la que la responsabilidad corre por cuenta y riesgo del fabricante, quien invierte para ganar y termina endeudado. El comercializador aprovecha la informalidad del zapatero desde el mismo instante en que realiza el pedido: no le adelanta un peso y si le gira, es a 60, 80 y 120 días, obligándolo a que acuda al agiotista, quien le cobra un 5, 10 y más por ciento por el favor. En caso de incumplimiento, el responsable no es el girador, sino quien endosa el cheque, letra o pagaré. Lo que los productores y comercializadores de calzado maquilan en China, lo podemos hacer nosotros aquí, sabemos y podemos, si pagan por anticipado, como se someten ante los chinos, que no admiten devoluciones. Lo que envían es, lo demás puede ser un tropezón, no solo en calzado, sino en materiales. Los colombianos se acostumbraron a volar a la tierra del Sol naciente para ver y palpar cual es la clase de mercancía que están adquiriendo. Es necesario saber con quién se está negociando; ellos, los chinos, también son ‘torcidos’, se le escuchó a un comerciante, quien compró 800 millones de pesos en calzado e insumos y le enviaron basura, artículos que no correspondían a lo acordado, lo cual se le convirtió en pérdida. Existen demasiadas anécdotas sobre la compra de insumos y calzado en China. No todo es color de rosa, quien no conozca el mercado y no se asesore bien puede tener una desagradable experiencia, señalan quienes han tenido que aprender mandarín para saber con certeza qué están comprando y cuáles son las condiciones del negocio. Tenemos la capacidad de producir materiales y calzado, inclusive mejores que los chinos. La debilidad está en que allá pagan al contado y en nuestra casa lo quieren a crédito, sin tiempos estipulados de cancelación, lo cual es imposible de manejar, expresan quienes sueñan con producirles a los zapateros y afines, lo mejor con materias primas colombianas. Colombia no podrá salir del contexto del sistema moda a nivel internacional, tiene cómo competir, la flaqueza está en la modalidad de pago. Mientras no se corrija eso, seguiremos en lo mismo: haciendo lo que se pueda, bajo el mando de los comercializadores, quienes son los que imponen condiciones, un estilo que aparentemente pasó de moda, difícil de borrar: si unos no fían, otros sí. Eso tiene demasiado que ver con el decrecimiento de esta línea de la economía, que juega un papel preponderante en lo financiero y en el desarrollo humano. En el vestir se conoce la persona. A leguas se puede identificar quién luce zapatos y ropa de origen asiático o hechos con manos y estilos de colombianos. Para orgullo de Colombia, les tenemos las fórmulas que repotenciarán la fabricación de materiales y calzado; a quienes compran y mandan a confeccionar en China, que muy pronto no tendrán que realizar millonarios gastos en viajes y estadía. Es cuestión de decisión y de compromiso empresarial, de amor por lo nuestro y de apalancar el desarrollo, utilizando nuestras modernas plantas, dijeron Germán y Luis Fernando, quienes conocen como el palmo de sus manos, la capacidad que poseen algunas empresas para dar respuestas inmediatas a los requerimientos del sector zapatero y afines. Habría que revisar, eso sí, lo de los impuestos, que son bastante altos. Por eso estarían maquilando los colombianos en China y comprándole zapatos a los peruanos, brasileños y mexicanos, quienes ofrecen buenas ventajas. Pregúntele al Periódico El Peletero cómo estar en línea directa con las empresas que ofrecen maquila a gran escala, a nivel nacional, con calidad y cumplimiento, como lo exige el innovado mercado, que tiene una rotación, no de meses, sino de días, a lo cual se le tienen respuestas, bajo una condición: pagos anticipados totales o al 50 – 50. El 50 por ciento a la firma del compromiso y el otro 50 a la entrega total del pedido. Esto será posible si el Gobierno invierte en la industria de la moda y blinda el mercado de zapatos y vestuario, que está suelto. Manejado por contratistas, a quienes les interesan los recursos, no el crecimiento sostenido de zapateros y confeccionistas, quienes sobreviven gracias a su inteligencia y al saber fabricar. Lo demás, es teoría virtual, que no se refleja en las empresas, situación que debilita la competitividad de los maestros de la moda.

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